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dissabte, 29 de gener del 2011

La mona de Pasqua

Ester Espallargas  (2010) .  Feliz y dulce Pascua - Happy Easter to everyone!
La mona de Pasqua és molt tradicional a Catalunya, València i Múrcia. Al segle XVIII ja era l’obsequi clàssic del padrí als seus fillols, i el número d’ous que tenia la mona corresponia a l’edat del nen fins a arribar als 12 anys. En aquest moment, potser com a punt final d’aquests obsequis el número d’ous era de 13. Antigament, la mona de Pasqua era coneguda com a coca de Pasqua.
La mona és una tradició que simbolitza que la Quaresma i les seves abstinències ja per fi s’han acabat.
És a mitjans del segle XIX quan les mones perdent tota la seva senzillesa i la seva presentació es torna més complicada i més sofisticada.
Avui en dia no queda gaire clar l’origen de la paraula mona, el que si podem afirmar es que prové de la paraula munna, que en àrab vol dir regal, i era i encara és el regal del padrí el Diumenge de Pasqua o Pasqua Florida i que el fillol anava directament a recollir-la a casa del seu padrí després de la missa. La mona servia per a postra per a tota la família i també era costum en alguns llocs que el nen recités un vers.
El que encara és conserva de les mones originals és l’ou, avui en dia de xocolata, i això es deu al seu simbolisme, l’ou de les mones representa el principi de la vida.
Les mones d’avui en dia no s’assemblen gens a les de fa un segle, el que si podem dir i assegurar, és que la mona de Pasqua és una de les tradicions més arrelades a la nostra cultura i de les que més a perdurat a tot arreu de Catalunya.

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dimarts, 30 de novembre del 2010

Slow Food

Espallargas, Esther (2010). Souvenir de vacaciones para... Abedul 1956


Comprar y comer lo que hay cerca. Acortando distancias entre la tierra y el fogón. Un fenómeno que trasciende etiquetas y una filosofía compartida por más cocineros que los que se adhieren estrictamente al manifiesto Km 0. 
Comprar y comer lo que da la comarca ya se hacía antes, solo que ahora se llama de otra manera: Slow Food. Un movimiento convertido en una asociación global que defiende la cocina de proximidad o localista. Se trata de una tendencia global al tiempo que antiglobalizadora que rescata platos e ingredientes en peligro de extinción. "Es un intento de devolver a la vida y a la comida su parte más humana", explica Rosa Tovar, vicepresidenta de la asociación Slow Food en España.

Slow Food fue fundado en Italia en 1986 por Carlo Petrini. Él es el impulsor del manifiesto de Kilómetro 0, la hoja de ruta de esta vuelta a la gastronomía local. "Km 0", afirma Tovar, "quiere concienciar a la gente de que antes de comprar productos que vienen de países remotos hay que procurarse ingredientes de los lugares más cercanos o, cuanto menos, buscar los productos de temporada, adaptando así nuestra vida y nuestra cocina al paso de las estaciones del año". Muchos son los chefs y consumidores que se identifican con esta nueva "forma de vida" sin que necesariamente firmen ningún manifiesto.Si hace dos meses en estas mismas páginas mostrábamos las recetas de Oriol Rovira (de Els Casals), Lola Puig (El Fort) y Artur Martínez (El Capritx) y sus experiencias Km 0, hoy toca seguir hablando del fenómeno más comentado en la cocina actual con otros protagonistas. Comparten una filosofía que en muchos casos trasciende etiquetas. Tovar acepta que supone un esfuerzo en tiempo, dinero y trabajo, "pero merece la pena. Es lo más lógico y natural para potenciar la producción de los alimentos excepcionales de cada región". Se trata de conservar el trabajo de los productores, artesanos y distribuidores locales.

En la página web de Slow Food (www.slowfood.es) se pueden ver la lista completa de los cocineros Km 0 y las bases para poder estar en el club, entre las que hay que resaltar que el restaurante deberá tener en su carta un mínimo de cinco platos Km 0. ¿Y qué hace que un plato sea considerado como tal? Que un 40% de los ingredientes, incluyendo el principal, sean locales –lo que implica que el restaurante los compre directamente al productor y este los haya producido a menos de 100 kilómetros–, o que un 60% de los ingredientes sean lo más cercanos posible, y que los que no lo sean tengan certificación ecológica. En el caso de pescados, las bases exigen priorizar siempre lo obtenido de forma sostenible y por barcos de bajura y lo vendido en las lonjas más cercanas a los restaurantes. Además, se establece como criterio general evitar alimentos obtenidos a partir de transgénicos. "¡Cocineros! hay que ser conscientes de las limitaciones de los productores a la hora de enviar su género. Esto pasa por una sensibilización de todos, es un trabajo a compartir y no dar por hecho que es responsabilidad exclusiva del productor", advierte el manifiesto.

Castro, Álvaro (29 d'agost de 2010). Más allá del kilómetro 0. Suplemento Dominical de El País, 78-80.

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