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diumenge, 15 de desembre del 2013

Potato chips


"One potato, two potato, three potato, four

Five potato, six potato, seven potato, more
Potato chip, yeah
Potato chips now, alright"

Shadows of Knight. Potato Chip (1966)


Les patates xips (chips en anglès nord-americà o en el britànic), són un aperitiu consistent en llesques primes de patata fregides amb oli. Normalment  se solen tallar en forma de disc, en forma plana o ondulada.
El plat és d’origen desconegut i en podem trobar a Bèlgica i França. A Amèrica es creu que les va inventar per atzar el cuiner George Cruma quan un client del seu restaurant  de Saratoga Springs a Nova York es queixava que les patates fregides que li havien servit eren massa gruixudes;. Després de diversos intents, Cruma va tallar unes patates ben fines i les va fregir en oli ben calent, afegint-hi sal.


El grup The Shadows of Knight va dedicar una cançó a aquest aperitiu. Banda de rock americà dels suburbis de Chicago. Es va formar l’any 1960 i van formar part del moviment anomenat blues britànic amb influències de la seva ciutat natal. 






Slim Gaillard (1916 -1991), pianista, guitarrista i compositor de jazz d’Estats Units també havia escrit una cançó a les patates fregides el 1952. Slim Gaillard va ser especialment conegut per la seva capacitat improvisadora i els jocs de paraules propis de la música scat. .





Fonts d'informació: www.wikipedia.com i www.youtube.com

dissabte, 30 d’abril del 2011

Con la comida no se juega


Marina Abramovic: Volano Flambé
Póngase una bata blanca de laboratorio, ajústese los auriculares y escuche una voz que le pide que cierre los ojos y respire. ¿Un experimento científico? En realidad se trata de un postre de 20 dólares en Park Avenue Winter, en Nueva York, y es obra de la artista de performance Marina Abramoviv. una montaña flambeada de helado de chocolate negro y bizcocho de almendras cubierto con merengue suizo y pan de oro, que fue servido recientemente con un reproductor MP3 en el que la suave voz de Abramovic conduce a los comentasel a través de los aspectos mentales y sensoriales del Volcán Flambeado.
Antes se le solía llamar cena. Pero ahora este acto social se ha convertido en un juego o ardid. Y más vale que saque una entrada o se perderá el último espectáculo culinario en Chicago. La puja por las entradas para el restaurante del Grant Achatz, Next, alcanzó recientemente 3.000 dólares por unos cuantos asientos. El precio de las entradas con todo incluido oscila entre los 45 y los 75 dólares, pero las disputas para conseguirlas por parte de los desesperados comensales ha elevado los precios hasta los 500 dólares o más, según The Times.
En el lado opuesto del espectro tenemos otra locura: conseguir el mejor descuento para una comida. Una nueva generación de cazadores de gangas está imponiéndose en als ofertas para cenar a través de sitios como Groupon, BlackboardEats y VillageVines.
"Supongo que la mayorái de los que están en el restaurante no tienen vales y me gusta eso de ser un poco más listo que ellos"m duce a The Times Lauren E. La-Russo, de Pensilvania.
En esta "fiebre del oro por los vales sociales", Groupon, que dice contar con 60 millones de suscriptores, acaba de incorporar Groupon Now, una aplicación con descuentos locales que tienen una duración determinada para que los restaurantes puedan llenar las mesas cuando hay menos afluencia de público.
Hay que darse prisa si uno quiere su botella favorita de vino a precio de ganga. Los sitios de venta de vino como WineAccess i Wines Til Sold Out han surgido como hongos en los últimos años, ofreciendo cantidades limitadas de vinos con descuentos de vértigo que duran solo un día o dos. Es una carrera para conseguir un Château Angelus de 2006 por casi 100 dólares por debajo del precio original, de 250 dólares.
"A veces hay que responder en 15 minutos para conseguir una auténtica ganga", dice a The Times Jim Barnyak, de Settle, usuario de estas páginas.
Y si eso es ir demasiado rápido, tal vez una sesión de yoga seguida de una cena sea mejor para "degustar, oler y digerir en un estado elevado de conciencia". En Yoga for Foodies, en el Exhale Spa de Manhattan, al yoga le siguen la pasta, el vino y el chocolate.
Los centros de retiros de yoga ahora ofrecen clases de cocina y catas de vino donde los yoguis observan la impresionante importancia de cada mordisco que ingieren, explica The Times.
Al parecer, algunas personas aprecian tanto el tocino que están dispuestas a ponérselo encima. Fargginay, una empresa de Chicago, ha lanzado unan colonia con olor a tocino. Los amantes de la carne de cerdo pueden elegir entre Bacon Classic (arce picante) o Bacon Gold (cítrico ácido).
Cameron Alborzian, un yogui que ha escrito un nuevo libro sobre la dieta ayurdévica, cuenta a The Times que "la comida ahora se ha convertido en una carga para nosotros. A mucha gente ya no le importa la vida. Solo le importa comer. Algunas personas me dicen que adoran la comida. Y yo les respondo que no pueden amar algo que les posee."

Texto extraído de EL PAÍS: Con la comida no se juega, de Anita Patil, THE NEW YORK TIMES, EL PAÍS, 28 de abril de 2011, página 1.

dimarts, 19 d’abril del 2011

Un escritor contra las hamburguesas

Alejandro de Loarte
Escena de taberna y carnes colgadas
Jonathan Safran Foer, uno de los autores más brillantes de su generación, ataca en el ácido "Comer animales" a la industria alimentaria de la carne".

(...) La entrevista tiene lugar en una pastelería de Park Slope, en Brooklyn, una mañana de sol espléndido. Allí, lejos de cualquier rastro cárnico, Safran Foer explica que desde niño le atormenta que los seres humanos comamos animales. "Y nunca he sabido resolverlo, prefería mirar hacia otro lado, pero cuando mi mujer se quedó embarazada me di cuenta de que tenía que afrontar el problema por mi hijo, lo cual me llevó a investigar el fondo ético del tema. Me pasé dos años leyendo y viajando por todo Estados Unidos, visitando furtivamente granjas de animales y mataderos. Cuando comemos carne nadie se plantea qué hay detrás de un acto así, qué ocurre antes de que lo que comemos llegue al plato".

-¿Cree que las industrias cárnicas someten a los animales a un sufrimiento innecesario?

-Si de lo que se trata es de vender hamburguesas a un dólar, tienen que actuar necesariamente como lo hacen. Tolstói decía que si no hubiera mataderos habría campos de batalla, pero yo no estoy de acuerdo. En cuanto a la cuestión del sufrimiento animal, es difícil saber a qué atenerse. Mucha gente piensa que preocuparse de algo así es una actitud sentimental. Si te importa el sufrimiento de los animales eres un tipo blando. Obviamente hay una inteligencia y una sensibilidad animales, aunque no sepamos cómo representárnosla. Para mí la cuestión no es tanto que se deje de comer carne radicalmente, sino que haya una conciencia pública de cómo opera la industria cárnica y saber qué consecuencias tiene en innumerables ámbitos, desde la salud al medio ambiente. Hay que cambiar de manera dramática nuestros hábitos de consumo. Lo que hacemos es atroz. (...)

Texto extraído de El país, 16 de abril de 2011, pàgina 36.
Para leer el texto completo, CLICAD AQUÍ.






dimecres, 30 de març del 2011

Sandy Skoglund: fotografía y alimentos

¿Patatas fritas? ¿Carne picada? ¿Golosinas? ¿Bacon? ¿Galletas?
Sandy Skoglund utiliza elementos cotidianos y próximos a su alimentación en su fotografía para, a través del arte, transmitir emociones, promover la reflexión y no dejarnos indiferentes.
Peas on a plate (1978)
Cubed carrots and kernels of corn (1978)
Sandy Skoglund (n. 11 de septiembre de 1946) es una fotógrafa y artista plástica estadounidense que desde muy joven se interesó por el arte. Estudió arte en la Sorbona de París y más tarde cine y multimedia en Iowa hasta que se trasladó a Nueva York.
Utiliza patatas fritas como elemento fotográfico

The cocktail party (1992-1995)
Utiliza aperitivos de queso como elemento fotográfico
Body Limits (1992-1995)
Utiliza el bacon como elemento fotográfico
Entre 1973 y 1976 fue profesora de arte en la Universidad de Hartford y despúes profesora de fotografía en la Universidad Rutgers de Nueva Jersey.


Raining Pop Corn (2001)
Utiliza palomitas de maíz como elemento fotográfico

Sus fotografías reflejan con frecuencia la instalación de escenarios diseñados por la artista que transmiten un conjunto de ideas con planteamientos que se pueden situar entre el arte conceptual y el surrealmismo. En 1981realizó su trabajo Revenge of the Goldfish en el que llenó el escenario de la fotografía de peces de plástico y en otras instalaciones empleó focas o perros. Otras obras son: Radioactive Cats en 1980, Sock Situation en 1986, The Cocktail Party en 1992, Shimmering Madness en 1998 y Raining Pop Corn en 2001.
Su obra se encuentra en diversas colecciones y museos entre los que se incluyen el Museo de fotografía contemporánea de Chicago, el Museo de Arte Moderno de San Francisco y el Dayton Art Institute.
Serie Foxy Games (1989)

At the shore (1992-1995)

Cookies on a plate (1978)
Información sobre la artista y su trabajo fotográfico: http://www.sandyskoglund.com
Información biográfica: wikipedia
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