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dissabte, 26 de febrer del 2011

La gastronomía es el nuevo "Rock and Roll"

Rockeros que fabrican quesos, superchefs que supervisan la oferta culinaria de macrofestivales, conciertos en favor del slow food... El buen comer sustituye a la actitud punk.
Libros de recetas escritos por estrellas del heavy o del indie. Restaurantes de cantantes de hip-hop. Alex Kapranos documenta sus giras con Franz Ferdinand a través de platos imposibles. Alex James, de Blur, monta una compañía de fabricación de quesos que atesora varios premios, el último para su nuevo azul: Blue Monday, en honor al tema de New Order. Este año planea Harvest, un festival de música (KT Tunstall y Steve Earle han confirmado su presencia) y gastronomía en su casa de campo. Un evento similar a Lounge on The Farm, que combina una seria apuesta por el slow food con actuaciones de The Streets o Echo and The Bunnymen.
"En los últimos años me emociona más un buen restaurante que una buena banda. Siento que esto le pasa a mucha gente como yo entrada en la treintena. A los 20 iba a conciertos, ahora reservo en restaurantes", dice Zach Brooks, antiguo locutor de radiofórmula en Los Ángeles. Es el creador del blog Food is The New Rock (http://www.foodisthenewrock.com/), una página en la que se comentan twitters de Kanye West sobre su hamburguesa preferida de Nueva York o de Julian Casablancas agradeciendo a un local su oferta en galletas, declaraciones de Mike D (Beastie Boys) que podrían fácilmente ser atribuidas a Robert Parker, gurú global del vino, o comentarios sobre la comida servida en diferentes festivales. "Mucha gente de la industria musical se está pasando a la gastronomía, desde músicos hasta periodistas. Los chefs siempre han querido estar en bandas y a las bandas les encanta comer. Todo el mundo parece obsesionado con la comida", sentencia Brooks.

Artículo extraído de EL PAÍS: Sancho, Xavi (25/02/2011): La gastronomía es el nuevo "Rock and Roll" (Reportaje: Música).
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dijous, 23 de desembre del 2010

Escudella, capó i torrons

Hort de la cuina, Món st Benet
La Unesco va declarar la dieta mediterrània Patrimoni Immaterial de la Humanitat. La candidatura va ser presentada per Espanya, Grècia, Itàlia i el Marroc. Més que una dieta, ja és un estilo de vida. La Fundació Dieta Mediterrània, amb seu a Barcelona, explica quin és el menjar tradicional de les nostres terres el dia de Nadal:
  • Escudella u carn d'olla.
  • Capó farcit amb compota de Nadal (pomes, prunes, panses i pinyons).
  • Torrons, neules, fruits secs...
"El nostre dinar tradicional del dia de Nadal és bàsicament proteic, és a dir, els ingredients principals són d'origen animal. També ens troben amb quantitat de llegums, verdura i fruita, i no podem oblidar els dolços i el consum d'alcoho", explica la dietista Blanca Raidó.
`Però el dinar de Nadal, principalment, és una tradició que, de generació en generació, ha arribat als nostres dies i forma part del patró de la dieta mediterrània. "Per això el dinar de Nadal, encara que la quantitat ingerida en aquest àpat sigui superior a la que s'ingereix normalment, no s'ha d'evitar ni canviar, ja que és una celebració puntual dins dels nostres costums centenaris", apunta Raidó.
Perquè aquest dinar, lluny de la rutina diària, sigui tolerat i no suposi un perjudici per a la nostra salut, les recomanacions de la Fundació Dieta Mediterrània són:
  • Vigilar les racions d'àpats i de les begudes alcohòliques.
  • Moderar les altres ingestes del mateix dia o de l'endemà intentant compensar l'excés amb menús més lleugers on la verdura i la fruita estiguin ben representades.
  • Fer activitat física durant aquests dies de celebracions.

MÉS EN AQUESTA WEB:

Taller gastronòmic Món ST Benet
FUNDACIONS CITADES:

dimarts, 30 de novembre del 2010

Slow Food

Espallargas, Esther (2010). Souvenir de vacaciones para... Abedul 1956


Comprar y comer lo que hay cerca. Acortando distancias entre la tierra y el fogón. Un fenómeno que trasciende etiquetas y una filosofía compartida por más cocineros que los que se adhieren estrictamente al manifiesto Km 0. 
Comprar y comer lo que da la comarca ya se hacía antes, solo que ahora se llama de otra manera: Slow Food. Un movimiento convertido en una asociación global que defiende la cocina de proximidad o localista. Se trata de una tendencia global al tiempo que antiglobalizadora que rescata platos e ingredientes en peligro de extinción. "Es un intento de devolver a la vida y a la comida su parte más humana", explica Rosa Tovar, vicepresidenta de la asociación Slow Food en España.

Slow Food fue fundado en Italia en 1986 por Carlo Petrini. Él es el impulsor del manifiesto de Kilómetro 0, la hoja de ruta de esta vuelta a la gastronomía local. "Km 0", afirma Tovar, "quiere concienciar a la gente de que antes de comprar productos que vienen de países remotos hay que procurarse ingredientes de los lugares más cercanos o, cuanto menos, buscar los productos de temporada, adaptando así nuestra vida y nuestra cocina al paso de las estaciones del año". Muchos son los chefs y consumidores que se identifican con esta nueva "forma de vida" sin que necesariamente firmen ningún manifiesto.Si hace dos meses en estas mismas páginas mostrábamos las recetas de Oriol Rovira (de Els Casals), Lola Puig (El Fort) y Artur Martínez (El Capritx) y sus experiencias Km 0, hoy toca seguir hablando del fenómeno más comentado en la cocina actual con otros protagonistas. Comparten una filosofía que en muchos casos trasciende etiquetas. Tovar acepta que supone un esfuerzo en tiempo, dinero y trabajo, "pero merece la pena. Es lo más lógico y natural para potenciar la producción de los alimentos excepcionales de cada región". Se trata de conservar el trabajo de los productores, artesanos y distribuidores locales.

En la página web de Slow Food (www.slowfood.es) se pueden ver la lista completa de los cocineros Km 0 y las bases para poder estar en el club, entre las que hay que resaltar que el restaurante deberá tener en su carta un mínimo de cinco platos Km 0. ¿Y qué hace que un plato sea considerado como tal? Que un 40% de los ingredientes, incluyendo el principal, sean locales –lo que implica que el restaurante los compre directamente al productor y este los haya producido a menos de 100 kilómetros–, o que un 60% de los ingredientes sean lo más cercanos posible, y que los que no lo sean tengan certificación ecológica. En el caso de pescados, las bases exigen priorizar siempre lo obtenido de forma sostenible y por barcos de bajura y lo vendido en las lonjas más cercanas a los restaurantes. Además, se establece como criterio general evitar alimentos obtenidos a partir de transgénicos. "¡Cocineros! hay que ser conscientes de las limitaciones de los productores a la hora de enviar su género. Esto pasa por una sensibilización de todos, es un trabajo a compartir y no dar por hecho que es responsabilidad exclusiva del productor", advierte el manifiesto.

Castro, Álvaro (29 d'agost de 2010). Más allá del kilómetro 0. Suplemento Dominical de El País, 78-80.

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